EL AVANCE EN LAS RETINAS PROTÉSICAS, CLAVE PARA COMBATIR EN EL FUTURO LA PÉRDIDA DE VISIÓN

Una forma de combatir la pérdida de la visión son las retinas artificiales. Uno de los primeros casos fue el implante Argus II creado en 2007, que es además la única retina artificial aprobada por la FDA en el año 2013 y de la que se han implantado con éxito en todo el mundo más de 300 dispositivos desde el año 2018, según sus diseñadores Second Sight Medical. Recientemente varias universidades se han acercado al campo de las retinas artificiales, publicando investigaciones de laboratorio sobre tecnología que podría probarse en ensayos clínicos en un futuro.

 

Funcionamiento de una retina artificial 

En el caso del Argus II, los impulsos eléctricos se generan basándose en los datos de posprocesamiento de un sistema de cámara con gafas que luego se imprime en los electrodos que se han colocado quirúrgicamente dentro de la retina del paciente. Estas señales eléctricas interactúan con los «circuitos» biológicos restantes, los grupos de ganglios, en el ojo para transmitir el estímulo al cerebro.

Por su parte investigadores de la École Polytechnique Fédérale de Lausanne, en Suiza, están trabajando en un implante de retina que consta de 10.500 puntos de luz, proporcionando una matriz de electrodos de alta resolución con un campo de visión de casi 43 grados. En el caso de los investigadores de Stanford, afirman que las soluciones actuales en el mercado, actualmente el Argus II, no abordan un problema importante en la activación de las células ganglionares. Para ello proponen utilizar en lugar de electrodos grandes (entre 50 μm y 500 μm), electrodos variantes de 10 μm que pueden excitar una pequeña cantidad de células en la región epirretiniana del ojo que es donde reside el ganglio mayormente intacto.

 

Ojo biónico

Los investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong (HKUST) en cambio han tomado un camino diferente a las investigaciones anteriores, generando un ojo biónico artificial compuesto de elementos análogos a un ojo real. Consideran que esta estructura agudiza el enfoque de la lente debido a que la forma de la cúpula reduce el efecto de propagación de la luz en comparación con un sensor plano (como en las cámaras de imagen), al igual que el ojo humano. Y de hecho, en mayo de 2020, la prestigiosa revista científica Nature proporcionó un informe de comentarios sobre esta investigación, indicando que este ojo tiene una respuesta de sensibilidad fotorreceptora comparable a la del ojo humano.

Lo que sí es común para todos estos grupos de investigación es la necesidad de superar los desafíos biológicos y de diseño a los que aún tienen que enfrentarse para lograr en un futuro que la visión funcional sea una realidad para todos los pacientes que la necesiten.

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