
Hipermetropía
¿Qué es la hipermetropía?
La hipermetropía es un defecto refractivo ocular, en el cual, la imagen de un objeto lejano no se forma en la retina, sino que lo hace por detrás de la misma, por lo que los objetos cercanos se ven borrosos y los lejanos pueden verse bien. La explicación de dicho error refractivo reside habitualmente en que un ojo hipermétrope es más corto de lo normal.
Debido a nuestro pequeño tamaño del ojo, cuando nacemos presentamos una pequeña cantidad de hipermetropía que se va reduciendo con la edad hasta alcanzar el tamaño adecuado de un ojo desarrollado. Al llegar a la adolescencia, si continuamos con cierto grado de hipermetropía, ésta se mantendrá durante toda la vida.
Los cambios en el estilo de vida (ordenador, móvil, libros…) asociados a la industrialización y educación son un factor importante a tener en cuenta, aunque diversos estudios han demostrado que la hipermetropía también tiene una base genética.
¿Cuáles son sus principales síntomas?
A pesar de que en la mayoría de los casos, la hipermetropía es asintomática, en ocasiones, los síntomas pueden llegar a ser muy variados sobre todo en pacientes jóvenes: picor de ojos, dolor de cabeza, dolor ocular, cansancio ocular, estrabismo que en niños puede desembocar en un ojo ambliope (lo que se conoce como “ojo vago”), de ahí la importancia de un examen oftalmológico completo antes de los 8 años, edad en la que finaliza el desarrollo ocular. Aunque recomendamos realizarlo por primera vez ya a los 4. En pacientes adultos los síntomas más destacados suelen ser visión borrosa o falta de enfoque, sobre todo a partir de los 40 años con el comienzo de la presbicia o “vista cansada”, incluso en aquellos pacientes que previamente no presentaban ningún error refractivo.
¿Cómo se corrige?
Existe un abanico de posibilidades en el tratamiento de la hipermetropía, tanto con gafas, como con lentes de contacto. La cirugía refractiva “LASIK”, el implante de una lente ICL en jóvenes o una lente trifocal en mayores son las cirugías más destacadas en este momento.
La utilización de cirugía refractiva está contraindicada en pacientes que padecen otras patologías de córnea como el queratocono, en la que la córnea adquiere una forma cónica. En esos casos se aconseja la implantación de anillos corneales para su corrección.
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