La exposición al sol sin protección puede afectar negativamente a los ojos. En primer término, la piel del párpado y que rodea a los ojos puede sufrir, igual que la de todo el cuerpo, lesiones tumorales. Asimismo, el sol puede dañar la córnea, el cristalino y la retina.
La complicación aguda más frecuente es la queratitis, asegura Laura Porrúa, especialista en cirugía refractaria, córnea y cristalino, y especialista en oculoplastia, estética y rejuvenecimiento oculofacial del Instituto Oftalmológico Gómez-Ulla. La queratitis afecta a la córnea (estructura más externa y transparente del ojo), inflamándola y causando molestias oculares: “Se evapora la lágrima y la radiación solar impacta en el ojo, algo que se puede producir de manera directa o por reflejo en la nieve o la arena”.
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