El informe mundial sobre la visión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se hace eco este año del aumento de casos de miopía, atribuyéndolos «al incremento del tiempo que se pasa en espacios interiores y a las actividades que implican una visión de cerca», situación que se ha agravado con la crisis sanitaria por coronavirus.
El hecho de que los ojos estén sometidos a una tensión constante enfocando objetos cercanos durante horas y desde muy cerca, a solo 20 o 30 centímetros de la cara, provoca que el globo ocular se estire, dado que éste no es su rango de distancia habitual, para compensar, siendo justo este alargamiento el que origina la miopía, que es cuando los objetos lejanos se perciben de forma borrosa.
En el caso de los adultos, esto podría acelerar problemas de visión subyacentes ya que cuando la retina pasa tanto tiempo estirada, aumenta el riesgo de que se agriete al cabo de unos años, siendo estas microrroturas las que pueden originar desprendimientos. Además, el hecho de que los ojos parpadeen mucho menos al esforzarse por mantener el foco, provoca derrames, escozor y sequedad.
En el caso de los niños, el ojo deja de crecer al final de la adolescencia de igual modo que sucede con el resto de su cuerpo. Sin embargo, la sobreexposición a distancias cercanas origina un sobresfuerzo sistemático que hace que el ojo no deje de crecer. Para evitarlo se recomienda en la medida de los posible intentar evitar o reducir esta sobreexposición y aplicar el modelo 20-20-20. Cada 20 minutos, mirar a una distancia de 20 metros durante 20 segundos, o salir a pasear por espacios exteriores.