MENOS INYECCIONES PARA LA DMAE HÚMEDA, EN EL HORIZONTE

Un nuevo estudio de la Universidad Johns Hopkins sugiere que hasta el 30% de los afectados por Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) en su forma húmeda podría dejar el tratamiento con inyecciones sin por ello perder visión. En esta investigación, aún en fase preliminar, participaron 106 personas con esta enfermedad.

Los investigadores subrayan que, aunque aún es pronto para definir el momento en el cual puede interrumpirse este tratamiento o cuáles son los pacientes que podrían beneficiarse, los resultados vienen a engrosar un número creciente de estudios que indican que muchas personas con la enfermedad podrían no necesitar terapia mensual con inyecciones oculares de por vida, que es la recomendación actual para todos los casos.

Metodología del estudio

Cada uno de los participantes se incluyó en un plan de inyecciones oculares con anti-VEGF, con seguimiento de su respuesta y una evaluación para determinar si necesitaban otra inyección en cada visita a la consulta o podrían pausar la pauta (sin tratamiento hasta que hubiera evidencia de que la enfermedad estaba activa) hasta la siguiente. En los ojos sin tratamiento en los que no había signos de acumulación de fluidos ni pérdida de visión al cabo de 30 semanas de seguimiento se consideró que era seguro dejar la terapia de forma paulatina.

Transcurrido un año, casi un tercio de los pacientes habían dejado las inyecciones en al menos uno de los ojos: 38 de 112 (31%). Un pequeño porcentaje aún requería inyecciones cada mes (17%). En la mitad restante, el tratamiento se mantuvo a intervalos de 6-12 semanas, y algunos de esos pacientes acabaron dejando el tratamiento de forma paulatina al cumplirse dos años en terapia.

Según Akrit Sodhi, catedrático de oftalmología en esta universidad, «en general, los pacientes que pudieron hacer una pausa obtuvieron mejores resultados, incluso a pesar de no haber recibido los medicamentos anti-VEGF: tenían mejor precisión visual, ganancia de visión y menos cantidad de fluido en la retina».

Biomarcador potencial

Los investigadores buscan ahora biomarcadores, es decir, elementos que puedan detectarse en pruebas de diagnóstico, que puedan distinguir a los pacientes que requieren inyecciones mensuales de los que no. Antes de empezar el estudio, el equipo recogió pequeñas muestras de fluido de los ojos afectados, y repitieron el procedimiento en las siguientes visitas de muchos de los participantes.

En esas muestras han identificado diferencias en los niveles de 172 proteínas entre pacientes que pudieron pausar el tratamiento y pacientes que tuvieron que seguir. En un experimento, han escogido una de esas proteínas (apolipoproteína B100), que en otros estudios ha mostrado ser un componente importante del material que se acumula bajo la retina en pacientes con DMAE. Así, han visto que esta proteína está presente en cantidades mucho más elevadas en los pacientes que pausaron la terapia lo que les lleva a pensar que podría tener un efecto protector.