Especializarse en contactología le abrió las puertas a lo que realmente le apasiona, la clínica oftalmológica. Para Luis Fortúnez esta profesión le permite ayudar al paciente como una pieza más del engranaje que contribuye a resolver sus problemas oculares poniendo en valor la importancia de contar con un equipo interdisciplinar en el abordaje de las enfermedades de visión. En la práctica clínica valora imprescindible el compromiso con el paciente y la formación continua para no quedarse estancado y poder brindarle la mejor atención a la población.
¿Por qué decidió estudiar la carrera de Óptica y Optometría y especializarse en contactología?
Tenía claro que quería hacer una carrera biosanitaria y era la opción que más me interesaba de las disponibles en Santiago de Compostela. Especializarme en contactología lo decidí tras atender a los pacientes de adaptación de lentes de contacto ya que hay casos muy complicados y también muchos tipos diferentes de lentes de contacto. Esto hace que cuanto más estudies y profundices en esta especialización más te des cuenta de lo que te queda por aprender.
¿Qué características destacaría de su profesión?
Como en cualquier profesión sanitaria, lo que nos mueve es ayudar al paciente. Resolverle cualquier problema que se les presente como que no vean tan bien como antes. Nuestra misión como optometristas es la detección y prevención dado que funcionamos como primer filtro tanto en las ópticas como en las clínicas, para poder derivar a un especialista. Trabajando en el Instituto Oftalmológico Gómez-Ulla me he dado cuenta de la importancia de contar con un equipo interdisciplinar de oftalmólogos, enfermeros e investigadores y lo necesario que es ir aprendiendo todos los días para no quedarte estancado en tu profesión.
Siendo óptico-optometrista eligió, en lugar del establecimiento óptico, dedicarse a la clínica oftalmológica. ¿Qué le motivó a ello?
Estuve trabajando en óptica unos cuantos años y sin duda fue un periodo muy bueno. Tengo gratos recuerdos de esta etapa profesional pero lo que más me gustaba de trabajar en óptica era la parte clínica. Me resultaba muy interesante ver a los pacientes con patologías diferentes, hacer adaptaciones de lentes de contacto, también hacíamos algo de telemedicina. Esto me animó a estudiar el máster que a su vez me abrió las puertas para trabajar en la parte clínica como quería, en el Instituto Oftalmológico Gómez-Ulla.
¿Considera que está reconocida la labor sanitaria del optometrista en la sociedad?
Aunque aún queda un largo camino por recorrer, considero que nuestra profesión está cada vez más reconocida por la sociedad. Además, los nuevos profesionales que salen de las facultades lo hacen con una gran formación y motivación lo que contribuye a ponerla en valor.
¿Recuerda cuándo comenzó a trabajar en el Instituto Oftalmológico Gómez-Ulla?
Empecé en la clínica haciendo las prácticas del máster, creo recordar que en 2013, y en septiembre de ese mismo año me contrataron como optometrista. Siete años en los que tengo la suerte de poder dedicarme a lo que realmente me apasiona: ayudar al paciente desde la clínica oftalmológica.
Usted participa también en las intervenciones de cirugía refractiva de la clínica, ayudando a los oftalmólogos. ¿Qué siente cuando al terminar la intervención el paciente ya puede ver nítidamente sin necesidad de gafas?
Es realmente muy satisfactorio porque eres una pequeña parte de ese resultado. Pero lo que me produce más satisfacción es el momento en el que un paciente vuelve tras uno o varios años y te cuenta lo contento que está de haberse sometido a la intervención para ver sin gafas ya que cambia su calidad de vida.
Tenemos entendido que es un apasionado de la informática con conocimientos avanzados. ¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en su profesión? ¿Puede aplicar estos conocimientos en la práctica diaria?
No sé si apasionado es la palabra. Es cierto que estudié un ciclo de programación y tengo un nivel mínimo que me permite “ir apagando fuegos”. Sin duda, las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental en casi cualquier profesión hoy en día, y concretamente en el mundo de la oftalmología es espectacular los avances que se producen casi cada año, por lo que las mejoras en los diagnósticos y tratamientos van de la mano de estos avances. Contar con estos conocimientos de informática me permite aplicarlos en mi práctica diaria ya que todo nuestro sistema de gestión de pacientes e imágenes está informatizado y siempre ayuda saber cómo funcionan las cosas.
Durante dos años consecutivos ha recibido el premio de la clínica al mejor compañero. ¿Cómo se siente al ser tan valorado por sus compañeros? ¿Dónde radica el secreto?
Obviamente sienta muy bien, a todo el mundo le gusta ser reconocido como buen compañero. Y secreto ninguno, trabajar y tratar a los demás como te gustaría que te tratasen.