Aunque parezca lo contrario, la visión de cada ojo no es exactamente simétrica sino que hay pequeñas diferencias entre el izquierdo y el derecho. De hecho, uno de los ojos tendrá una percepción de los colores más intensa que el otro. La causa por la que varía levemente la tonalidad con la que se perciben las cosas mirando con cada ojo es porque el cristalino de uno de ellos absorbe más luz que el otro, haciendo que el que recoge menos luz vea un poco más apagado que el que recoge más. Se trata de un cambio leve que no compromete la visión.
Así lo han demostrando estudios científicos, constatando que uno de los ojos es dominante sobre el otro. Aunque la visión es binocular, es el cerebro el encargado de fusionar las dos imágenes captadas por cada ojo en una sola. Recientemente, estudios realizados en la Universidad de Wisconsin-Madison han revelado el punto exacto del cerebro en que tiene lugar esta operación lo que, según la revista científica Current Biology, ayudará a tratar enfermedades de la visión como el ojo vago.
En lo que respecta a los colores, son los conos los receptores que se encargan de percibir las distintas tonalidades. A medida que envejecemos van perdiendo sensibilidad lo que haría que la visión tendiese a blanco y negro. Que no suceda se debe a que el cerebro visual se recalibre a medida que envejecemos.