La sequedad ocular es uno de los problemas de salud más frecuentes de la vista y suele empezar con un incómodo y molesto picor. A continuación se recogen algunas de las causas de su aparición:
- El empleo de lentillas puede hacer que se experimente una sensación de tener «arenilla» en el ojo.
- Permanecer frente a una pantalla durante horas.
- Enfermedades autoinmunes como el síndrome de Sjögren (ojo y boca seca), la artritis reumatoide o el lupus sistémico.
- La blefaritis. Esta infección del borde de los párpados dificulta la producción de los lípidos, con lo que la superficie del ojo se reseca.
- Infecciones como los virus de la hepatitis B y C y la sífilis producen cambios en la superficie ocular y favorecer la sequedad.
- Los cambios hormonales como el desequilibrio que se produce durante la menopausia.
- El hipertiroidismo ya que puede llevar asociado dificultad para cerrar los párpados por completo durante la noche, lo que ocasiona la aparición del ojo seco.
- O efectos secundarios de medicamentos como antihipertensivos, ansiolíticos, antidepresivos, somníferos o antihistamínico.
Cómo prevenirla
El uso de lágrima artificial es un buen aliado contra el ojo seco. Una dieta equilibrada y rica en omega3 y vitamina A ayuda también a mejorar los síntomas. Otras medidas que pueden resultar útiles son: beber dos litros de agua al día; no fumar y evitar los espacios con humo; descansar la vista delante del ordenador cada media hora durante medio minuto parpadeando a menudo y utilizar un humificador para llenar el ambiente de agua.