Uveítis
¿Qué es la uveítis?
El término uveítis engloba a un grupo heterogéneo de procesos inflamatorios que afectan primariamente a una de las capas del globo ocular llamada la úvea. Con frecuencia se extienden a otras estructuras oculares como la retina, el humor vítreo o el nervio óptico.
La úvea, a su vez, se divide en 3 partes: la parte anterior (iris), la posterior (coroides) y, entre ellas, el cuerpo ciliar.
¿Cómo se clasifican?
Las uveítis se clasifican en función de su localización: anterior, intermedia, posterior o panuveítis (cuando la afectación es generalizada). La anterior (también conocida como iritis o iridociclitis) afecta a iris y cuerpo ciliar; la intermedia, como su propio nombre indica, afecta a la parte intermedia del ojo, especialmente al vítreo, y también se denomina vitritis o pars planitis; la posterior, que afecta a la coroides (coroiditis, retinitis); y la panuveítis, en la que la afectación es generalizada, tanto anterior como intermedia y posterior.
A su vez, las uveítis se clasifican en agudas (episodios de inflamación localizados, generalmente con duración menor de 6 semanas, aunque pueden ser recurrentes) y crónicas, donde la inflamación dura meses o incluso años.
Fondo de ojo con uveítis vs Fondo de ojo normal
¿Cuáles son sus causas?
Existen muchas posibles causas. Lo más frecuente es que sean idiopáticas, es decir, en las que no se identifica ninguna etiología.
Las autoinmunes, en las que nuestro sistema de defensa reconoce partes del propio cuerpo (en este caso alguna estructura ocular) como extrañas y reacciona contra ellas, lo que deriva en un proceso inflamatorio.
Las infecciones son otra causa de uveítis, y requerirán tratamiento específico en función del agente causante. Es fundamental descartar un origen infeccioso antes de plantear cualquier tratamiento.
Otros grupos de causa serían los traumatismos, incluyendo en este grupo el trauma inducido por la cirugía (por ejemplo la intraocular), o las secundarias al uso de determinado tipo de fármacos.
¿Cuáles son sus síntomas?
Dependiendo de la localización cursará con una sintomatología u otra. En las uveítis anteriores nos encontramos típicamente con dolor, enrojecimiento ocular, fotofobia y visión borrosa; mientras que en las intermedias o en las posteriores lo más llamativo es la presencia de moscas volantes o de disminución de la visión.
¿Cómo se diagnostica?
Requiere una historia clínica completa, no solamente oftalmológica, ya que, enfermedades articulares, dermatológicas, digestivas o neurológicas pueden estar relacionadas. Por ello, habrá que realizar analíticas o pruebas de imagen, como las radiografías, en los casos que esté indicado.
Cabe destacar la importancia, cada vez mayor, de las Unidades Multidisciplinares, donde no sólo un oftalmólogo, sino otros especialistas como reumatólogos e internistas, juegan un papel fundamental en el seguimiento de este tipo de pacientes.
¿Cuáles son las principales complicaciones?
Las principales son la aparición de cataratas o la formación sinequias (es decir, que el iris “se pegue” a otras estructuras oculares), el desarrollo de glaucoma, o la presencia de edema macular o de cicatrices en la coroides y/o retina que comprometen la función visual.
Tratamiento
Dependerá de factores como el tipo de uveítis, la gravedad del cuadro, si es un episodio agudo o crónico, la causa y las complicaciones asociadas.
Las uveítis anteriores generalmente se tratan con gotas antiinflamatorias de corticoides que controlan la inflamación y con gotas dilatadoras de la pupila, que mitigan el dolor y evitan complicaciones. En algunos casos, dada su agresividad, es necesaria la administración de corticoides peri-oculares o por vía oral. En casos crónicos, puede ser necesaria la utilización de fármacos inmunomoduladores para controlar el cuadro y las recurrencias.
En las uveítis intermedias el tratamiento está condicionado por la gravedad. Así, los casos leves pueden seguirse sin tratamiento, pero los más severos o los que presentan complicaciones, como el edema macular, requieren tratamiento agresivo con corticoides vía oral o peri o Intraoculares, dependiendo del caso. En casos crónicos, también se necesita recurrir a fármacos inmunomoduladores.
En el caso de las uveítis posteriores, el tratamiento de elección generalmente son los corticoides vía oral. Al ser generalmente patologías crónicas, de nuevo se requiere con frecuencia el uso combinado con otros fármacos para controlar la inflamación o evitar recurrencias.
En determinadas situaciones, podemos utilizar fármacos intraoculares. Los que más frecuentemente se utilizan son los corticoides, teniendo hoy en día la posibilidad del uso de sistemas de liberación prolongada que pueden durar más de dos años.